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Síndrome de Estocolmo Laboral. Definición, Síntomas y Consecuencias.

Quizá hayas escuchado halar del Síndrome de Estocolmo o de Helsinki, como también se le conoce, y este de manera general no es más que el apego que sufre la víctima al momento de un rapto o secuestro, prefiriendo mantenerse al lado del captor antes que enfrentar la realidad fuera del encierro sin esta figura.

 

Ahora bien, ¿Puede, este concepto adaptarse a las relaciones laborales dentro de una empresa? La respuesta es sí.

 

Como es de esperarse, las bases del concepto original se adaptan casi perfectamente a su significado laboral, donde es el empleado o un grupo de ellos quienes establecen la relación de apego con sus empleadores, a pesar de que las condiciones laborales sean hostiles o poco adecuadas.

 

En todos los casos donde se presente este síndrome, la víctima justifica las acciones por parte del opresor, donde en el ambiente laboral pudieran ser incluso los mismos compañeros de trabajo quienes representen las malas acciones, llegando a considerar que todo es culpa o parte de ella del empleado, razón que los hace en cierto modo ir acostumbrándose a tal ritmo de vida sin exigir mejoras dentro del puesto de trabajo o buscar nuevas alternativas que lo alejen del ambiente tóxico.

 

 

Todas estas acciones y malos tratos desencadenas en una baja de autoestima del trabajador, lo que pudiera desatar un cuadro de depresión que no solo afecte su desempeño laboral, sino que incluso llegue a traspasar otros ambientes de la vida como el personal, familiar, social, etc. 

·Síntomas del Síndrome de Estocolmo.

·         Convivencia problemática con el jefe o el equipo de trabajo.

·         Miedo de relacionarse con su entorno laboral.

·         Ambiente laboral tenso.

·         Disminuida capacidad de renunciar a su puesto de trabajo o exigir mejores condiciones a causa del mal trato.

·         Justificar el maltrato que recibe.

·         Mantener una postura sumisa ante los demás.

 

·         Cegarse ante las condiciones negativas que afectan el ambiente laboral. 

Por increíble que parezca este síndrome no distingue en edades, cargos o niveles académicos, fácilmente un adulto con cierto grado de experiencia e instrucción puede igualmente ser víctima de esta afectación psico- emocional y presentar los mismos síntomas/ consecuencias que aquel empleado que desempeña sus labores dentro del área de mantenimiento con menores responsabilidades. 

Imagen cortesía

"A la mayoría le cuesta identificar que están sufriendo de este trastorno"

Jorge Martínez.

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·Consecuencias del Síndrome de Estocolmo.

·         Baja autoestima.

·         Anulación de sus capacidades laborales.

·         Actitud conformista y poco proactiva para enfrentar nuevos retos profesionales.

·         Frustración ante su incapacidad de salir del círculo nocivo en el que se encuentra.

·         Incapacidad de defenderse ante los malos tratos.

·         Pérdida de confianza en sí mismo.

 

 

Como ya mencionamos, aunque en primera estancia esto sea un problema de índole laboral, se llega a creer que sus consecuencias no traspasaran fronteras hasta el ámbito personal; pero está demostrado que esta teoría es falsa, los estudios indican que una vez que cualquier persona es sometida a tal presión influyendo directamente en su psique, la depresión y los cuadros de inseguridad- ansiedad llegan a otros aspectos de su vida diferente a los laborales, afectando de igual o más manera, por ende se agrava considerablemente la situación.

 

Siendo así nuestra máxima recomendación es saber identificar rápidamente esta sintomatología, ya que mientras más rápido se haga será más fácil salir de este ambiente tóxico sin sufrir severamente las consecuencias del Síndrome de Estocolmo laboral.

 

Es importante resaltar que del buen ambiente laboral depende directamente el desempeño óptimo y proactivo de cualquier miembro del equipo, por ello como jefe también es importante vigilar este tipo de acosos que no sea ejecutado por ningún trabajador hacia otro, y esté el propietario de la empresa en desconocimiento de los hechos.

 

Imagen cortesía

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