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Europa y su relación con la Industria del Calzado.

El viejo continente ha dominado al mundo desde tiempos remotos, a sus pobladores se les otorga el éxito de la conquista mundial y el descubrimiento de muchas de las cosas que hoy conocemos en diferentes países alrededor del globo terráqueo.

 

Su experiencia los hace dominantes en muchas áreas del mercado y una de ellas es la Industria del Calzado, por curioso que parezca la Unión Europea es por excelencia el mercado más grande y demandante de zapatos, superando incluso a Estados Unidos y sin tomar como estricta referencia el mercado chino, el cual dista mucho de las características que distinguen a un buen calzado europeo.

 

Desde el asentamiento de la Industria del Calzado en Europa, Italia ha sido una de las naciones pioneras en la exportación de zapatos, adueñándose del 19% del total de las ventas de la comunidad europea, sin embargo desde los últimos años España ha sabido dar competencia en este ámbito son un significativo aumento del 2.6% en su producción y comercialización de pares de zapatos.

 

Sin embargo no todo ha sido color de rosas para un sector que parecía ser sólido y estable en el mercado mundial, desde el 2015 la industria textil especialmente la del calzado se ha visto enormemente afectada por la competencia China, lo que ha desencadenado en el cierre de empresas, perdida de trabajo, descenso en el número de exportaciones y ventas al por menor.

 

 

Pero como muchas otras naciones que se han visto mermadas por el mercado asiático, desde el 2017 la comunidad Europea decidió competir con la china con cualidades que los diferenciaran y que de seguro no son minuciosamente cuidadas por las productoras chinas: diseños auténticos, moda tradicional o vanguardista y calidad de primera. Si bien es cierto que un zapato con estas cualidades debe costar más caro que uno producido en masas, la población tanto europea como en el resto del mundo se ha dado cuenta que si quieres distinguirte a través de un buen par de zapatos de seguro el mercado chino no será una buena opción. 

·Europa en Datos.

Siendo así y empleando estas técnicas los cambios positivos han comenzado a llegar a los países europeos, unos con más lentitud que otros pero avanzando en líneas generales, destacando los siguientes datos:

 

·         En el 2006 hubo fuertes debates en cuanto a la imposición de aranceles de entre el 10% y 16,5% a las importaciones de calzado de piel provenientes de China, con esto se pretende poner fin al Dumping (técnica en la que el calzado se vende por debajo de su costo de producción), esta imposición se mantuvo por al menos seis meses en algunas de las naciones.

·         Para el 2017 los descensos más importantes en cuanto a exportación y producción de calzado se vieron en países como Francia, Italia, Alemania, Portugal y Bélgica.

·         En los primeros 8 meses del 2018 la exportación de calzado italiano creció en un 3.7% alcanzado los 6.500 millones de euros.

·         En Italia el consumo local del calzado cayó en un 0.8% en cuanto a pares vendidos, sin embargo los números en cantidades de euros aumentaron. Lo que quiere decir que se vendieron menos cantidad de zapatos pero a un costo individual más alto.

·         La unión europea es el principal comprador de calzado español, alcanzando un 80% del total de pares producidos.

·         Para los primeros meses del 2018 las importaciones en España crecieron en un 2.3% de pares producidos y 0.1% del valor total de las ventas.

·         En 2018 España exporto 98 millones de pares al resto de la comunidad europea representado en 1.513,5 millones de euros.

·         El calzado con cuero en la parte superior es el más demandado en el mercado europeo, seguido por plástico o goma y tela en menor escala. 

Gracias a la crisis en la que se vio envuelta Europa con respecto a la Industria del calzado para la época comprendida entre el 2005 y 2015, 10 años de recesión en el que se acusan dos aspectos importantes: la producción de calzado en masas por parte de empresas chinas y la recesión económica que afecto a gran parte de la comunidad europea; los países líderes en la producción de zapatos decidieron unir sus fuerzas para combatir a la competencia que representaba un obstáculo en sus objetivos de surgimiento, logrando con un sigiloso y pausado éxito que sus números comenzaran a crecer país por país.

 

Naciones como Alemania, Portugal, Francia, Rumania y Polonia han logrado consolidarse y mantenerse como otros representantes importantes en las fábricas de calzado, apartando a Italia y España que siguen liderando el mercado.

 

Así mismo la venta minorista también ha logrado a alcanzar sus números acostumbrados, ya se cuenta con al menos 55.000 tiendas dedicadas a las ventas al por menor, ofreciendo una amplia gama de opciones para los consumidores a la hora de obtener sus zapatos favoritos siendo estas, supermercados, fabricas, tiendas y canales electrónicos como páginas web y redes sociales, estos últimos dan además la posibilidad de lograr ventas alrededor del mundo mientras las marcas cuenten con canales de distribución adaptados a esta logística.

 

 

Hoy en día las empresas que quieran comenzar a introducirse en este mercado europeo de calzado deben apegarse a las normas del entorno social, el medio ambiente, la salud pública y la seguridad para poder producir, vender, importar y exportar zapatos; a diferencia de otros países, no solo se trata de tener grandes ideas que resulten en el agrado del público sino que además se debe cumplir con deberes sociales que las naciones exigen y que es lo que los hace destacarse y posicionarse como un sector pionero en la industria del calzado pero además consiente de lo sucede en su entorno.

 

 

Nada les garantiza a las empresas europeas que a lo largo de los años no seguirán sufriendo descensos en la Industria del Calzado, ya sea en el número de pares producidos o en la cantidad de euros vendidos; pero si hay una lección que nos ha dejado la comunidad Europea es que con estrategia y un gran esfuerzo los números positivos se pueden retomar y la calidad siempre podrá destacar sobre la producción de masas. 

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