Con tan solo 20% de su capacidad está operando la Industria del Calzado Venezolana, un número demasiado alarmante para un sector que hasta hace algunos años fue de los que más generó empleos e ingresos para el país.

En una nación con una devaluación diaria de la moneda, una hiperinflación agobiante y un control cambiario totalmente riguroso, las industrias se han visto considerablemente afectadas, especialmente la del calzado en todas sus escalas de producción, distribución y comercialización.

Con más del 1000% de inflación, aunque las cifras oficiales tan solo apunten a un 35%, los empresarios hacen su mayor esfuerzo por confeccionar calzado con productos nacionales, ya que les es imposible obtener los importados en un país con privatización absoluta del dólar u otra divisa extranjera, por lo que deben recurrir a un cada vez más cambiante mercado negro que no para de especular en cuanto al precio del dólar.

Así mismo los fabricantes o vendedores no son los únicos afectados, pues la capacidad de compra del venezolano se ha visto desmejorada, los estudios indican que un habitante promedio hasta hace 4 años era capaz de obtener 3 pares de zapatos al año y hoy en día esta cifra se redujo a tan solo 0.5 pares al año.

Es el calzado escolar y el deportivo los  más vendidos en Venezuela, el primero por ser tan necesario para la población infantil y el segundo por su capacidad de adaptarse ante cualquier momento o situación del poblador venezolano.

A diferencia de otros naciones las opciones a la hora de comprar un calzado en este país suramericano no son demasiado amplias, aun cuando se puedan recorrer diferentes tiendas y encontrar más posibilidades, el alto costo que puede alcanzar un par de zapatos sin importar su material ha hecho que los comercios se sientan cohibidos de hacer sus pedidos y reponer el inventario, teniendo en cuenta que deben comprarlos con dólares del mercado negro, venderlos a la moneda nacional del país y con controles en el marcaje de los precios que los limita a solo obtener el 30% de ganancias sin importar el avance constante de la inflación.

Venezuela en números.

·         Actualmente la demanda nacional es de solo 12 millones de pares al año, de los 100 millones consumidos en años anteriores.

·         Se exportan solo 30 mil pares de zapatos al año, el segundo país con menor exportación de calzado en américa latina.

·         Se importan anualmente 58 millones de pares al año.

·         Se producen solo 20 millones de pares de zapatos en tierras venezolanas.

·         Se han registrado pérdidas de al menos 20 mil empleos, directos e indirectos, de los 70 mil generados en los últimos años.

Estos números descienden cada vez más y han traído como consecuencia el hecho de que fábricas de producción y tiendas de comercialización hayan decidido cerrar sus puertas a causa de la poca o nula capacidad de abastecerse que tienen sumado a la disminuida posibilidad de compra del venezolano.

Lo que ha traído como consecuencia el surgimiento de algunas marcas artesanales que no superan la decena de empleados y que solo buscan satisfacer la necedad del poblador, dejando de lado elementos importantes como la selección correcta de materiales, moldes o diseños en tendencia.

Además del aprovechamiento de la Industria del Calzado China que como es costumbre ofrece precios muy por debajo del mercado especialmente en una nación que no es exigente y que solo quiere cumplir la necesidad de calzado.

La realidad es que las Industrias del Calzado en Venezuela no tienen capital para producir sus productos, entendiendo que nacionalmente la demanda es muy baja, no es un secreto que las exportaciones han sido para otras naciones como Brasil o China un medio ideal de sustento para la economía, pero sin duda no es algo que sucede ni que se espera que ocurra en Venezuela al menos si continúan las mismas doctrinas económicas en el país que lejos de mejorar se agudizan con el pasar de los días poniendo en jaque al Sector del Calzado y al habitante venezolano.

Recientemente el representante de la cámara de calzado propuso una serie de estrategias en las que se incluye la inyección de capital por parte de los entes gubernamentales, cabe destacar que la banca privada no está en capacidad de otorgar créditos para inversionistas, la disminución de impuestos, además de eliminar los estrictos controles en el marcaje de precios del producto final, acción que no les permite a los comerciantes reponer la poca mercancía vendida.

De tomarse en cuenta estas consideración se estima que la Industria del Calzado en Venezuela pueda recuperarse en al menos un 40% de su producción, sin embargo los estudios no son realmente alentadores e indican que al contrario de mejorar los índices económicos apuntan a una recesión casi absoluta que pudiera incidir en el cierre parcial o temporal, de esta y otros sectores productivos importantes para el país.